CHACAL

En la vasta sabana de Masái Mara, el sol comenzaba a despuntar en el horizonte, pintando el cielo con tonos de naranja y rosa. En una pequeña madriguera, una familia de chacales se preparaba para el día. El macho, con su pelaje dorado y ojos atentos, sabía que era hora de salir a cazar.
Mientras la madre se quedaba en la madriguera cuidando a sus tres crías, el chacal macho se aventuró en la vasta extensión de hierba alta. Su misión era encontrar suficiente comida para su familia. Con pasos sigilosos y movimientos ágiles, se deslizó entre la vegetación, siempre alerta a cualquier sonido o movimiento.