LÁGRIMAS DE HISTORIA

En un lienzo de blancura, la silueta de un hombre se alza, casi enmarcada por el contraste del fondo. Su piel oscura, llena de historias y herencias, brilla bajo la luz tenue. En su rostro, una lágrima blanca, dibujada meticulosamente, baja desde sus ojos hasta la comisura de sus labios, una lágrima que no se puede borrar. No es solo una pintura; es un símbolo de dolor, de lucha, y de la historia que ha marcado su existencia.
Con la cabeza ligeramente echada hacia atrás, su gesto no es de rendición, sino de contemplación y recuerdo. La mano en su cuello, una expresión de asfixia simbólica, nos recuerda los sufrimientos de generaciones. Es un susurro visual de las gargantas que han sido silenciadas, de los corazones que han latido con una fuerza implacable contra las injusticias.
Cada punto blanco en su rostro es una estrella en el firmamento de su historia, un recordatorio de las vidas que han luchado y aún luchan por ser vistas y escuchadas. La fotografía no es solo una imagen, sino un testimonio. Un testimonio de la resiliencia y la esperanza que perdura, incluso en los momentos más oscuros.
«Lágrimas de Historia» es un tributo a todas las voces que nunca dejaron de clamar justicia, a todas las lágrimas que nunca dejaron de caer, y a todos los corazones que nunca dejaron de latir con fuerza, enfrentando el peso del pasado y las promesas del futuro.